Votos y redes sociales en las elecciones catalanas (vía @carlosguadian)

Evidentemente que el número de votos no ha dependido únicamente del tamaño de las redes sociales que cada partido ha conseguido generar. Pero creo que puede resultar interesante intentar establecer algún tipo de relación entre los resultados que se produjeron ayer y la presencia que los partidos tienen en Facebook y Twitter.

Si dividimos el número de votos obtenidos por cada formación entre la suma de usuarios que tienen en ambas redes sociales podremos establecer esa relación. Al menos, podrán darnos una pincelada de la influencia que han ejercido a través de la red.

Imaginemos que los partidos han trabajado las redes sociales con el objetivo que cada usuario que integrara su red fuera un elemento de influencia en la sociedad. En función de los resultados obtenidos podríamos establecer qué formación ha conseguido trasladar la campaña online al “persona a persona” de una manera más efectiva.

Fijaros en la siguiente tabla en la que se muestran los resultados  de los partidos que han obtenido representación parlamentaria y los datos en Facebook y Twitter a día de hoy.

CiU es la formación que consigue un índice de influencia más elevado, mientras que Solidaritat per la Independència la que menos. Serían los dos extremos. Teóricamente la coalición nacionalista es la que ha conseguido que sus cibermilitantes hayan conseguido arrastrar a las urnas a más personas de su entorno, mientras que casi todo el electorado de SI ya estaba presente en sus redes sociales.

ICV aunque ha sido una de las fuerzas castigadas estas elecciones por la ciudadanía ha conseguido más que el PSC, el PP de Catalunya, ERC y Ciudadanos.

Si centramos el interés en la traslación del mensaje a la ciudadanía y su conversión en votos tenemos que tener en cuenta que gracias a las redes sociales los focos de influencia han cambiado. Si hacemos una adaptación del esquema de influencia de Edelman a la situación que estamos analizando tendríamos:

Según Edelman este esquema implica que los partidos han de cambiar. Los nuevos prescriptores de la red son los ciudadanos y los partidos han de tener los suficientes recursos para poder satisfacer las necesidades de este colectivo en todo momento si quieren que su valoración sea positiva. La transparencia y las acciones orientadas a ella son las que generan confianza.

Este modelo supone que los partidos a la hora de tomar decisiones lo primero que han de tener en cuenta es la opinión de la ciudadanía, seguido de la de sus propios militantes y por encima de la de sus asesores y políticos. Cuando normalmente ocurre totalmente al revés y no se va a solucionar lo que preocupa a la ciudadanía, sinó que se propone una solución para “situación” quizá inexistente.

Por lo tanto, no se trata sólo de cantidad sino de calidad. Todo dependerá de los círculos de relación con los que cuente cada usuario miembro de sus redes sociales y de su capacidad de influir en ellos para movilizarlos en unas elecciones.

Y parece que han empezado a hacerlo, pero como la estrategia en redes sociales no es lo único que influye en los resultados electorales, la reflexión ha de ir mucho más allá y pensar en que, al fin y al cabo, ha habido un partido que ha sabido visualizarse como la solución a sus necesidades por encima del resto. Y eso no se lo puede discutir nadie.