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Cuento de Navidad 2.0 (Parte I)

Érase un país en busca de un modelo ya que el anterior estaba claramente desfasado y no hacía más que generar paro en épocas de vacas flacas. Érase también un Presidente, con su gobierno, preocupados como todos por perdurar, miope, de corto plazo y que no veía más allá de su imagen en las encuestas. Érase también una oposición que soñaba con el poder escondiendo bajo la manga recetas mágicas para el futuro que podrían quizá darle la vuelta a las cosas pero que nadie podía ni debía ver antes de la hora H (0<H<indefinido).

Aplicando algunos algoritmos de la relatividad de Einstein, así como y de manera parcial de la incertidumbre de Heisenberg y combinando ambos, alguien se atrevió a transformar su pensamiento en ondulatorio y a sugerir que quizá lo que habría que hacer era mirar en otra dirección. Es entonces cuando se empezó a escuchar un murmullo que venía de una cosa que llamaban “La Red” y que parecía decir algo así como “¿Y porqué no frenamos? No, no se trataba de la campaña de tráfico “Ponle Freno”, era un verdadero murmullo que se hacía clamor: “Frenemos”. En un principio sólo algunos blogueros y aficionados reconocieron la llamada, pero poco a poco se empezó a opinar y la red se inundó de voces e iniciativas que pedían algo que sólo una inteligencia colectiva podía haber dado a luz. Sí, había una salida a la crisis y una solución para la transformación del viejo modelo y sólo voces libres de ideología, pero llenas de visión y sentido común, podrían acabar fraguando en una síntesis colectiva que jamás nadie hubiera podido imaginar.

El mundo político comenzó a agitarse, el pensamiento macro-único veía tambalearse sus fundamentos. Voces meso y metaeconómicas surgían de La Red, pero esta vez no eran blogs aislados, eran hijos de la web semántica transformados en ejercito de pensamiento colectivo. Su propuesta surgía descontaminada de la política porque era fruto de un proceso neuronal y orgánico nacido de la ecuación de la vida digital donde la vieja política sólo era un residuo despreciable de la misma.

Un pensamiento colectivo libre, luchando por el bien común, por un nuevo modelo para levantarnos de la crisis acababa de nacer desde un marco 2.0. Su principal argumento era que otra economía era posible si nos parábamos a reflexionar, haciendo un alto en el camino y frenando todo el sistema, para hacerlo posteriormente arrancar bajo nuevas premisas. En el nuevo sistema, y paradójicamente, el hiperconsumo sabía a rancio y la felicidad humana venía a sustituirlo como variable central, referente de utilidad y eje del desarrollo futuro del sistema en su totalidad.

No, no es un cuento de Navidad, ni una utopía más. No es volver a los límites del crecimiento del Club de Roma del siglo pasado. Es otra cosa tangible, estructurable y a prueba de los más estrictos criterios económicos y sociológicos. Pero esto lo dejo por ahora para nuestros próximos encuentros. (Continuará…).

 

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