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Recuperar la política desde el PSOE

Puede sonar a perogrullada, pero ahora más que nunca, tenemos que recuperar la política, desde la propia acción política. La ciudadanía parece huir de los políticos y de sus partidos, considerados como entes poco útiles y alejados de sus inquietudes. Evidentemente, todos tendremos parte de responsabilidad en esa percepción, pero es también obvio que se ha desatado, en los últimos tiempos, una ofensiva contra la política como actividad humana, y como cauce para la resolución de problemas y conflictos. Ofensiva, que de ningún modo es neutral, sino que obedece a un intento de los sectores más conservadores y reaccionarios de la sociedad por distanciar a los representados de sus representantes y por alejar de las preocupaciones del común de los ciudadanos la cosa pública.

La idea es simple. Se trata de que la mayoría de la población, sea conservadora o no, adopte la postura de creer, aunque no lo crea, que se puede vivir mejor sin tanto gobierno. Idea que surge de los movimientos neo-con norteamericanos, que consideran que “la era del gran gobierno se acabó”, que ya sobra tanto gobierno, y que cada vez más ámbitos de la vida han de quedar fuera de la “excesiva regulación pública” y dejarse en manos de la regulación privada o individual.

Existe, para alguna gente, la idea de que la acción del gobierno o de los diferentes gobiernos, debe limitarse a asegurar el suministro de agua y la cobertura de las prestaciones básicas, y a partir de ahí, debe detenerse.

Las consecuencias de ese modelo son devastadoras para la población más desfavorecida y más necesitada de “regulación compensatoria y equilibradora”, expresión atinada de los círculos socialdemócratas centroeuropeos, además de contribuir a crear ese clima hostil hacia la política y hacia sus instrumentos fundamentales, que son los partidos políticos.

El gobierno o los gobiernos son reflejo de la voluntad popular democrática, y su programa de actuación aspira a recoger las sensibilidades de toda la población, pero desde la óptica socialista, mostrando preferencia por las sensibilidades de quines más necesitan al gobierno y su acción de cobertura y aseguramiento.

Para el PSOE y para la izquierda en general, no sólo debe haber gobierno, sino que además, el gobierno ha de ser unificador, sin excluir a nadie de su acción, y debe buscar y lograr que toda la ciudadanía confíe en su valor. Concebimos el gobierno como instrumento de bien, no cómo el intruso que se mete en nuestras vidas, sino cómo el que pretende igualarnos en derechos y deberes.

Recuperar la política ha de ser tarea común de quienes la consideramos un instrumento necesario, y lograr ese objetivo, guía de actuación en todos los niveles. Permitir que avance la idea de que la política es un problema, es dejar a la gente que más necesita de la política a su suerte. Recuperar la política es también una forma de comprometerse con la suerte de la gente, y, al margen de percepciones que creo coyunturales, esa gente sigue creyendo en el PSOE como el garante de sus oportunidades.

El compromiso político, de cara a la ciudadanía, ha de ser perseverante y constante, alejado de coyunturas u oportunismos comprensibles, pero rechazables de plano. Solo así será percibido como creíble por la población, y sólo así logrará alcanzar el alto sentido asignado por una sociedad informada y entendida, como la que aspiramos a construir.

La acción política está para cambiar y mejorar cosas, seguramente no todas y a la vez, pero algunas si, básicamente las que antes deben cambiar para ampliar el elenco de derechos de la ciudadanía. La política es gestión de la cosa pública, pero también es capacidad de intermediación y de interlocución social.

La política que queremos desarrollar desde el PSOE es también cercanía, compromiso constante, capacidad de conocer para decidir, y de decidir para mejorar. De pisar charcos y de mojarse. Porque cuando dejan de pisarse los charcos, es que se ha perdido la política, y en eso, el PP como representante de las ideas conservadoras citadas, siempre nos llevará ventaja.

La ventaja que queremos obtener desde el socialismo quizá sea menos vistosa a corto plazo, pero es la ventaja de los más frente a los menos. Es la ventaja de lo general frente a lo particular, la que busca el predominio de lo que interesa y preocupa a los más, a costa de lo que interesa a los menos, que por eso, no necesitan de la política.

mode_comment comentario (1)

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Hola

Tú reflexión es realista. Sin lugar a dudas, en una época en que la valoración de la Política anda muy a la baja, es momento de acercarse a la ciudadanía, de "pisar charcos", como tú dices. La gente tiene problemas reales, y por eso la acción política debe acercarse a esos problemas reales, dejando a un lado la retórica y la acción orgánica.

Tomo prestada de un amigo una expresión que casa perfectamente con esta columna: hay que hacer más Política Afectiva, política que se preocupe de verdad de la gente, de su entorno, de sus barrios, de sus mayores, etc.