En el mundo ubicuo de Internet y de la Máquinas que Aprenden, un mundo en el que parece posible construir muchos de los relatos que nos interesan de forma automática o semiautomática, porque hemos transferido parte de nuestro conocimiento y talento narrativo a nuestros sistemas, las cosas no son como parecen (o a veces parecen ser como no son). Los museos en la web tienen por delante el desafío de construir una museografía digital que no virtualice las limitaciones de espacio, tiempo o duración del mundo determinado por las condiciones físicas y materiales y que, por tanto, responda de manera genuina a las nuevas posibilidades de experiencia, operación y negocio que posibilita la tecnología.
En 1999, David Weinberger lanzó el Cluetrain Manifesto. La primera de sus 95 tesis decía: “los mercados son conversaciones”, vale decir aquí, “los museos son conversaciones”. Según el Manifiesto, desde los albores de internet, las organizaciones se estaban modificando empujadas por las nuevas posibilidades de las que disponían los consumidores gracias a la ampliación digital del mundo. En el futuro, la imagen de los museos será el resultado de su capacidad para conversar de manera personalizada con sus diferentes audiencias y públicos. Internet y las tecnologías avanzadas que la soportan parecen haber hecho posible el sueño de Malraux de un Museo Imaginario, personal, sin límites de espacio o tiempo, sin muros, sólo determinado por el gusto de quien lo construye, en suma, de un museo que ha dejado de ser una monolítica afirmación. Definitivamente, un Museo Imaginario es un meta-lugar del patrimonio y la memoria que debería ser fácilmente accesible de una manera más personalizada y cosmopolita por un público más conectado, curioso e informado que busca saber más, conocer antes, mejor y más verdaderamente. Las organizaciones más en la frontera y con ellas los museos más despiertos están utilizando la tecnología para comprender mejor a sus posibles clientes y audiencias con el fin de hablar personalmente con cada una de ellas.
La tecnología no es neutral; un enfoque tecnológico inadecuado o un conjunto de tecnologías insuficientes determinan el resultado. La generalización de la Inteligencia Artificial y de las tecnologías cognitivas está permitiendo desarrollar una original simbiosis entre lo que saben las personas y, en un ambiente tecnológico cada vez más semánticamente consciente, lo que manejan y son capaces de interpretar los sistemas, dando como resultado, en el caso de los museos, un relato, o conjunto de ellos, cada vez más variado, profundo, personalizado y rico.
Finalmente, en Internet todos los museos pueden llegar a ser uno sólo. Estamos contribuyendo a construir, cada vez que publicamos datos y nuestros sistemas inteligentes los enlazan, una gigantesca máquina de aprender. Gracias a ello y a las tecnologías de recuperación de la información disponibles, podremos responder a preguntas tan interesantes como: ¿qué estaba componiendo Beethoven cuando Goya pintaba tal o cual obra? De este modo, cualquier museo, cualquier colección podrá convertirse en la web en un relato/espacio educativo, pero recíprocamente, todos podrán convocar el conocimiento complementario que precisen para construir un conjunto de narraciones que hagan de la experiencia de la visita a la colección de un museo una experiencia superior. El internet inteligente puede convertirse, a través de los dispositivos móviles, en un ambiente que susurre al oído de los visitantes aspectos relevantes (y eventualmente personalizados) de la obra que está contemplando. En la práctica, la transformación tecnológica de los museos actúa como palanca para su transformación cultural. Parece evidente que con todo lo referido en acción, se abrirán a los museos nuevas posibilidades de negocio que demandarán de una nueva organización de los mismos.
Con el Internet ubicuo, inteligente, aceleradamente creciente y extraordinariamente vasto que es el signo de nuestros tiempos, el conocimiento humano en su conjunto ha crecido y se ha vuelto más complejo, pero menos seguro y cierto. La nueva dimensión de hechos alternativos o noticias falsas sugiere que ahora necesitamos, mucho más que nunca, autoridades que ofrezcan sentido e interpretación. Sin duda, las nuevas museografías y, especialmente, sus extensiones digitales deberán reflexionar sobre (y resolver) esta tensión entre las posibilidades que se abren con la tecnología y los desafíos, compromiso y talento intrínsecamente humanos que implica su gobierno.
El despliegue de internet ha determinado la creación de un espacio de vida digital, un espacio de vida real que no es sólo útil para la publicación, la distribución, la difusión de contenidos o la conversación, sino también para la producción y creación. El arte digital concebido originalmente en formato digital nos plantea desafíos específicos de exhibición, reproducción y preservación que habremos de saber resolver en los próximos años.
Sobre todo esto tuve ocasión de conversar en el curso organizado por el Museo de Bellas Artes de Bilbao "Museografías: modos de ver el arte". Grandes figuras del arte y la gestión cultural como Norman Foster, Taco Dibbits, Director del Rijksmuseum en Ámsterdam o Gabriele Finaldi Director de la National Gallery también expusieron su visión sobre los nuevos desafíos museográficos a los que se enfrentan los museos en la era de la información. Siguiendo el siguiente enlace podéis ver, si os place, la conferencia que tuvo lugar el 28 de julio del presente año.
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Dialogar, tal y como lo entendían los clásicos griegos, es decir, construir entre dos por medio de la palabra algo, es lo que hacen Miguel Zugaza y Ricardo A. Maturana en esta conferencia celebrada en la Universidad de Deusto.
]]>Incrementar el valor de los contenidos digitales significa que sean más conocidos, más accesibles, estén mejor posicionados en internet para los motores de búsqueda y puedan enlazarse para ofrecer al turista una experiencia web donde la búsqueda se convierta en una ruta de aprendizaje y descubrimiento. En definitiva, una experiencia web enriquecida que estimule y genere apetencia por, no solo pasar más tiempo en la página web del destino turístico, sino por acabar visitando físicamente el lugar. Dicho de otro modo, aumentar la tasa de conversión, pasando de la mera búsqueda e indagación de información, a la visita, consumo y compra en el destino específico.
Si un Destino Turístico Inteligente es un destino turístico innovador, consolidado sobre una infraestructura tecnológica de vanguardia, que garantiza el desarrollo sostenible del territorio turístico, accesible para todos, que facilita la interacción e integración del visitante en el entorno e incrementa la calidad de vida de su experiencia en el destino, necesitamos plataformas y aplicaciones que actúen en la capa más externa, la más cercana al usuario final, en la consolidación de “una infraestructura tecnológica de vanguardia”.
Es preciso incorporar “inteligencia” para el lugar donde se genera la oferta o el producto turístico (destino turístico) en todos aquellos proyectos digitales donde se quiere proporcionar una experiencia web que estimule el conocimiento, descubrimiento y finalmente la visita del destino turístico señalado, y hacerlo, como detallaremos a continuación, desde el eje tecnológico.
Una de las alternativas es aplicar tecnología semántica que permita generar un Grafo de Conocimiento con los contenidos digitales de la oferta turística en cuestión, y explotaciones de los contenidos que no son obvias ni posibles con las tecnologías tradicionales actuales.
De esta forma, cuando un usuario publica su información en una web “semántica”, el usuario estaría generando, de forma nativa, datos representados semánticamente en RDF/OWL, datos “comprensibles” para las máquinas, datos que pueden enlazarse con datos conformando un Grafo de Conocimiento turístico (Tourist Linked Data). A partir de aquí, estos datos deberían trabajar en su beneficio ofreciéndole, por ejemplo, mejores sistemas de recuperación de la información mediante búsquedas facetadas que emulen el modo de razonar humano; generar contextos pertinentes, personales y documentales, para una determinada información y avanzados sistemas de recomendación.
CREANDO UN GRAFO DE CONOCIMIENTO TURÍSTICO CON EXPLOTACIONES MÁS EFICIENTES: BUSCADORES FACETADOS SEMÁNTICOS COMO CLAVE DE USABILIDAD Y ACCESIBILIDAD
En internet estamos transitando de una Web de Documentos, que es la que actualmente vemos, a una Web de Datos, que es lo que está emergiendo, abriéndose la posibilidad de ir conformando un gran Grafo de Conocimiento general, también turístico, con explotaciones de los datos que hasta el momento no eran posibles con los actuales sistemas de edición y publicación de contenidos digitales (CMS, redes sociales, etc).
En lo operativo esto se concreta en la mejora de los procesos de interacción de las personas con las máquinas (Human-Computer Interaction) y, por ende, en la mejora de la experiencia web para los usuarios.
¿Qué sucedería si los datos turísticos fueran representados semánticamente en RDF/OWL? Sucede que pueden conformar un grafo de conocimiento turístico, y pueden ser explotados mediante un sistema de interrogación del grafo de valor para los usuarios, es decir, podemos ofrecer una experiencia de búsqueda que se convierte en una ruta de aprendizaje y descubrimiento de conocimiento. Hablamos entonces de buscadores facetados y metabuscadores como el que es posible observar en el trabajo llevado a cabo para el Portal de Turismo de La Rioja (www.lariojaturismo.com), donde se ha aplicado la Plataforma y el gestor de contenidos semántico GNOSS, o en grandes portales web como Amazon, Booking, E-Bay, etc.
Estos buscadores facetados se caracterizan por:
Podríamos afirmar que este tipo de sistemas de recuperación de la información donde facilitamos al usuario escoger entre alternativas posibles emulando el modo de razonar humano, por restricciones, aprendiendo mientras busco, es un sistema que nos permite actuar de modo más “inteligente”. Recordemos que inteligencia, etimológicamente, indica la cualidad (-ia) del que (nt) sabe escoger (legere) entre (inter-) varias opciones. Inteligente, sería en consecuencia, quien sabe escoger la mejor alternativa entre varias.
UN GRAFO DE CONOCIMIENTO QUE CONTIENE MÚLTIPLES Y DIVERSOS SITES PERSONALIZABLES
Además de lo tratado hasta ahora, la publicación dinámica semántica (Semantic Dynamic Publishing) de un Grafo de Conocimiento contiene todas las páginas webs posibles que se pueden realizar con ese contenido y, lo que es aún mejor, estas se pueden mostrar automáticamente si existe un sistema de interrogación adecuado. Así por ejemplo, el grafo de conocimiento del turismo en La Rioja, incluye las páginas web de las bodegas de La Rioja, de los hoteles de Logroño, de los campings de la Rioja Alta, de los restaurantes con menú, de las actividades y festejos, etc.
Un grafo de conocimiento, en la medida en la que anota o identifica las entidades de los contenidos, permite valorizar esos mismos contenidos para fines distintos de aquellos para los que originalmente fueron concebidos. Así, por ejemplo, buena parte del trabajo que se realiza en un museo puede tener también un valor turístico. Esos contenidos museísticos podrían eventualmente tomar parte o enlazarse a través de sus entidades con grafos cuyos contenidos primarios fueron pensados para el turismo, de tal forma que cuando un turista expresa su interés por una ruta cultural, por ejemplo, el monasterio de San Millán de la Cogolla pudiera aparecer aquella información, contenidos e imágenes existentes en el Museo de La Rioja o en el Museo del Prado, sobre San Millán. A esto se le denomina Linked (Open) Data. Datos abiertos y enlazables.
A su vez, y dado que un grafo de conocimiento dota de un corazón semántico a una gran base de conocimiento, resulta posible desarrollar un potente negocio basado en ofrecer a cada usuario de manera proactiva información ad hoc y contextual asociada con sus intereses, en especial a aquellos que están registrados o son suscriptores y cuyos datos, de hecho, pueden ser incorporados como parte del propio grafo de conocimiento. La capacidad para personalizar la información y por ende la publicidad constituye una de las principales posibilidades de un grafo de conocimiento que represente también de manera semántica a los usuarios y sus interacciones.
NUEVOS RELATOS TURÍSTICOS BASADOS EN DATOS
Otra de las ventajas que ofrece la representación semántica de los contenidos turísticos tiene que ver con la con la posibilidad de generar nuevos relatos turísticos utilizando la capacidad de las máquinas para realizar inferencias automáticas sobre el conjunto de relaciones explícitas entre el conjunto de entidades que conforman el grafo y de presentarlo de un modo útil y atractivo para los usuarios.
Los relatos basados en sistemas de inferencia automáticos posibilitan desarrollar un discurso a partir del interés manifestado por una persona por un conjunto de entidades, mostrando entidades relacionadas de diverso modo con la requerida y extendiendo, por tanto, con posibilidades nuevas de descubrimiento de conocimiento y navegación, las posibilidades de diálogo y conversación entre las personas y los contenidos representados en el grafo de conocimiento.
Imaginemos una ruta turística que trata del Camino de Santiago en Galicia, la máquina puede inferir de las relaciones implícitas en el grafo su relación con otros lugares que también forman parte del Camino de Santiago, o con rutas de componente religioso, o con los monumentos más significativos de la ruta del Camino de Santiago, o con aquellos restaurantes o establecimientos que disponen de menú de Peregrino, y abrir a partir de cada uno de esos atributos, hilos de inferencia y, por ende, de exploración y descubrimiento de conocimiento. Un relato de esta naturaleza propone un viaje “digital” significativo y sugerente, y alienta la curiosidad y el instinto por saber más y aprender. En definitiva, visto desde este modo de generación de relatos automáticos, un grafo multiplica las posibilidades de permanencia y de páginas vistas en el portal turístico.
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