"Acuerdo, NO PROTOCOLO VINCULANTE"

            Tras dos semanas de debates, discusiones, e incidentes, lo único que se logró en la fallida reunión, fue la redacción de un texto de carácter  no vinculante elaborado casi por completo por los dos países más contaminantes del mundo: China y Estados Unidos.

            El primero, principal productor de carbón para generar electricidad y cemento y número uno como emisor de CO2, ni tuvo el valor de defenderlo en el pleno de la reunión. Y el segundo, que produce más del 30 por ciento de los gases contaminantes y que eludió el Protocolo de Kyoto. Es decir, lo que propongan los que más daño hacen al planeta es lo que se debe aceptar.

            El criticado acuerdo también será recordado porque representa la poca importancia que los países del primer mundo le dan a los efectos negativos que sobre la atmósfera provocan los desechos  de los procesos industriales de las empresas asentadas en sus tierras realizan: uso desmedido de combustibles fósiles, centrales térmicas, etc.

            Dos partes destacables, por una parte no se fijaron objetivos de reducción de gases contaminantes para futuro. Esto es, se puede seguir contaminando sin que nadie pueda objetarlo y tienen las manos libres para producir más polución si quieren.

            Por otra, se han aprobado 30 mil millones de dólares en tres años para que los países en desarrollo, para que afronten y se adapten  a las consecuencias que la contaminación de otros van a provocar el clima en general. Unas cantidades irrisorias. Además, la corrupción que va a provocar con estos fondos por parte de los funcionarios encargados de ejecutarlos, ya que carecen de un marco jurídico adecuado para el uso de éstos hacia obras o proyectos.

            Claro está, la cumbre de Copenhague ha sido un fracaso.

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