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Cuando el Museo del Prado decidió "pintar" en digital: de la informatización a la web semántica y su éxito en redes

Cuando el Museo del Prado decidió "pintar" en digital: de la informatización a la web semántica y su éxito en redes

  • El jefe de Desarrollo Digital de esta pinacoteca, Javier Pantoja, relata a D+I - EL ESPAÑOL cómo la inteligencia artificial, la experiencia sensorial y las redes sociales están revolucionando la forma de interactuar con el arte.

Cuando el Museo del Prado decidió

El Español

24 septiembre, 2023
Noelia Hernández

Antes de iniciar su digitalización, el Museo Nacional del Prado ya estaba informatizado. Al menos así es cómo le gusta explicar a su jefe del área de Desarrollo Digital, Javier Pantoja Ferrari, la evolución tecnológica que en las últimas décadas ha experimentado una de las mejores pinacotecas del mundo.

Lo hace durante la entrevista que mantiene con D+I – EL ESPAÑOL, para la que nos recibe en su despacho, en un edificio algo anodino, seguramente construido en la década de los 80, que contrasta con la majestuosidad del que tiene enfrente, de estilo neoclásico y al que Pantoja llegó en 2005.

Recuerda que entonces el Prado ya tenía una página web “enfocada sobre todo al visitante, informativa y poco más”. “El concepto que se tenía entonces de internet no era como el que hay ahora”, afirma. Tampoco los procesos de digitalización.

Por eso prefiere hablar de “informatización” cuando se refiere a lo que se venía haciendo hasta ese momento: una base de datos con fotografías e información de las obras, alimentada por los propios documentalistas, y que “incluso” se imprimía. Algo que hoy resulta casi inconcebible. Y lo llamativo es que cuando se inició el tránsito hacia lo digital, hacia procesos más automatizados, se empezó por su web y no por el fondo documental. 

En aquellos inicios de los 2000, la web era un “recurso” que dependía del departamento de Atención al Cliente –por su carácter informativo–, más tarde pasó a manos del área de Comunicación –“cuando empezó a entenderse como una herramienta para comunicar todo lo que hacíamos”–, y en 2015 dio el salto a lo que llaman “web semántica”, la semilla de lo que es ahora

Pioneros en la Red

Explicar lo que es una “web semántica” no es fácil. Pantoja lo intenta consciente de la dificultad de describir lo que hay detrás de una plataforma que fue pionera a la hora de interrelacionar información de las obras de arte y los autores con otros contenidos y activos del museo, como conferencias, documentos o exposiciones de forma que “cualquier máquina puede interrogar a nuestra web y esta sabe lo que le está diciendo”. 

Recordemos que la web se lanzó en 2015 y es el resultado de explotar por primera vez el “grafo de conocimiento” desarrollado por el Prado. Un sistema que “entiende cómo están interrelacionados todos los objetos de conocimiento (autores, obras de arte, estilos, época, temas…) para ofrecer a quien le interrogue la respuesta correcta”. Detrás hay un proceso tecnológico “puntero y complicado de implementar, que no todos los museos pueden asumir”, asevera Pantoja. 

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El proyecto fue reconocido con dos premios Webby (los “Oscar de internet”) a la mejor web de una institución cultural. Un galardón que este año han vuelto a recibir por su iniciativa en TikTok, la cuenta de un museo más seguida del mundo en esta red social, donde sus creadores cuentan curiosidades y detalles de la pinacoteca. 

Pero antes de conectar con los nuevos públicos a través de nuevos canales, en 2019 dieron un nuevo paso de la mano de la inteligencia artificial para crear una línea del tiempo “multicapa y personalizable”. Esto significa que cuando el usuario hace una consulta con esta herramienta puede descubrir, por ejemplo, qué estaba ocurriendo cuando Velázquez pintaba Las Meninas, qué filósofos o científicos eran coetáneos con Goya, o qué conflictos militares se produjeron en vida de Rubens.

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“Se aplicó un motor de Comprensión de Lenguaje Natural (LNU, por sus siglas en inglés) que reconoce entidades no palabras, y lo hace por relación”, explica el responsable de innovación del museo. Esto significa que “si mencionamos a Diego y a Sevilla, podemos estar hablando del pintor Diego Velázquez, que nació allí; pero también de Diego Armando Maradona, que fue jugador del Sevilla Fútbol Club”.

A la hora de arrojar un resultado, la máquina siempre se decanta por lo que tiene más presencia en internet (hay más contenido de fútbol que de arte), “pero nuestro motor es capaz de dar contexto utilizando la información de la propia web del museo y del conocimiento volcado en Wikipedia”, describe. Es un caso de aplicación de las directrices de la linked open data web o web de datos enlazados. En ese momento, el porcentaje de aciertos fue del 80%. Después, los documentalistas del museo hicieron un trabajo de discriminación. 

Experiencias enriquecidas

Pero la experiencia digital no sólo se ofrece de puertas para fuera. Desde el departamento de Javier Pantoja también llevan tiempo trabajando en incorporar herramientas e innovación que enriquecen la visita in situ y atraigan a todo tipo de públicos, incluso más allá del sentido de la vista. 

Así fue con “La esencia de un cuadro”, la exposición que el año pasado ofreció a los visitantes un acercamiento a las colecciones del Prado a través del olfato. En determinadas pinturas algunos de sus elementos reproducían el olor de, por ejemplo, un guante del siglo XVII o de la planta de la higuera. Para este proyecto contaron con la colaboración de la Fundación Academia del Perfume, de la tecnología olfativa desarrollada por Puig y el apoyo de Samsung.

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Este último es colaborador tecnológico de la institución desde hace una década y con el que también han diseñado otras experiencias, como la propuesta “inmersiva” del cuadro El Jardín de las Delicias, de El Bosco, donde instalaron en la misma sala donde se expone esta obra unas “pantallas gigantes” que permitían apreciar mejor sus detalles. En la sala circular que acoge “El Tesoro del Delfín”, inaugurada en 2018, unas pantallas interactivas permiten conocer más en profundidad la historia de esta colección y también desarrollaron una aplicación para dispositivos móviles que permite descubrir las piezas una a una. 

“La imagen de la obra que tienen los usuarios que acceden a ella a través de nuestra web se puede decir que es mejor que lo que ven en el propio museo. Por eso quisimos combinar ambas experiencias, estar en una sala y recorrerla, al mismo tiempo que se pudiera interactuar con ella”, explica Pantoja. 

Redes sociales y datos

Ese acercamiento a todo tipo de públicos les ha llevado a ser atrevidos y rompedores en el uso de las redes sociales o, al menos, para lo que es habitual es una institución cultural centenaria.

En 2007 abrieron su canal de YouTube, en 2008 iniciaron su actividad en Twitter, en 2017 se colaron en Instagram –convirtiéndose en 2022 en la primera entidad pública que alcanzaba el millón de seguidores– y en 2020 llegaban a su audiencia a través TikTok donde, sobre todo, cuentan curiosidades y anécdotas que enganchen a los más jóvenes. 

Mientras creaban y alimentaban sus cuentas en las redes sociales, en 2016 el museo creó el área de Desarrollo Digital, la que ahora dirige Javier Pantoja, para aunar toda la actividad de la institución relacionada con la tecnología porque, “al fin y al cabo, lo digital lo impregna todo”.

Esto no sólo incluye las acciones que se llevan a cabo de cara a los usuarios y visitantes, también tiene que ver con los procesos internos, con la “transformación del Prado, con ir acompañando a cada departamento en sus proyectos digitales. Y, sobre todo, ahora hay una parte esencial que afecta a todas las áreas: la gestión de los datos”. Ese activo que se ha convertido en el “nuevo oro” para extraer también todo el valor de una obra arte.

Fuente: El Español 

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